Ingredientes:
- Un paquete de tagliatelle frescos
-150 gramos de queso gorgonzola
- 50 gramos o cuatro cucharadas de mascarpone
- Leche (a discreción)
- 100 gramos de nueces (o más, según gustos)
- Un poco de mantequilla
- Una cucharadita y media de salvia, menta o hierbabuena
- Sal
- Aceite
- Agua
Preparación:
Mientras cocemos la pasta, que en mi caso era tagliatelle de espinacas, según recomienda su fabricante, haremos la salsa, que es la estrella del plato. En una sartén a fuego medio echamos la mantequilla para que se disuelva. Una vez esté líquida, echamos la cucharada y media de hierbas. En mi caso, he escogido la menta, aunque si tenéis salvia a mano, es mucho más recomendable. Lo sofreimos un poco y añadimos el mascarpone y el gorgonzola.
Dejamos que los quesos se derrita a fuego suave, para que no formen costra. Una vez que esté cremosos y deshechos, añadimos la leche. La cantidad depende de la consistencia que le queramos dar a la salsa. Como a mí me gusta más bien espesita, añadí tres cuartos de un vasito de vino. Subimos un poco el fuego y dejamos que la salsa ligue. Entonces es el momento de añadir las nueces picadas y listo. Aunque a mí me gusta que los frutos secos se hagan al fuego y en la salsa durante un minuto o dos.
Servimos la pasta en el plato, que podemos decorar con un par de nueces enteras, y acompañamos con la salsa. Sería recomendable que ésta estuviera en una salsera aparte para que cada comensal se aliñe a su gusto ya que estamos ante una receta de sabores bastante pecualiares.
Comentarios:
El truco de esta receta está en las hierbas. Al usar la menta, salvia o hierbabuena en la salsa, aligera el sabor de la salsa y le da un toque muy fresco, que es algo que se echa en falta en algunas salsas de queso que, además, nos hacen sentir pesados. Sin embargo, tampoco es recomendable abusar de la menta ya que su funcién es potenciar el sabor del gorgonzola, no anularlo. Y si nos pasamos, tendremos salsa de menta.
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