25 octubre 2012

Ñoquis imperfectos con salsa de setas deluxe

Ñoquis con salsa de setas
Ñoquis con salsa de setas, originalmente cargada por farandwell.


Música para acompañar (*)
(*) Esta es una receta para pasar el rato, echarse unas risas y sentirse satisfecho. Es como hacer manualidades en el cole, que es la asignatura más divertida junto con Gimnasia, ¿o no? Pues entonces, un poco de musiquilla animada


Ingredientes:
- 250 - 300 gramos de patatas (más o menos)
- 100 gramos de harina (tened preparada más por si acaso)
- Un huevo
- Sal
- Nuez moscada
- Pimienta

Para la salsa:
- 200 mililitros de nata para cocinar
- 150 gramos de setas variadas (yo he usado buna, shimeji marrón, shitake y ostra)
- Aceite o mantequilla
- Sal

Preparación:
Hay que cocer las patatas. Para ello, las lavamos muy bien y las ponemos en una olla exprés con piel y todo. Las cubrimos con agua y echamos sal. Dejamos que se hagan según el tiempo que indiquen las instrucciones de la cacerola, en mi caso, siete minutos. Si no tenemos olla exprés, las hacemos en una cazuela normal y esperaremos el tiempo que necesiten.

Una vez cocidas, las sacamos del agua y las dejamos templar para poder pelarlas. Después, las cortamos en trozos y las pasamos por el pasapuré o las prensamos con un tenedor y paciencia. Tenemos que hacer un puré con las patatas para poder empezar a trabajar. Cuando lo hemos logrado, echamos el huevo batido, nuez moscada y pimienta (no nos cortemos, démosle sabor) y mezclamos bien. 

Llega el momento de la harina. Echamos de puñado en puñado en bol donde está la mezcla y amasamos con una cuchara hasta que pueda trabajarse con las manos. En ese momento, pasamos la preparación al fogón, que habremos enharinado, y seguimos añadiendo puñados. La cantidad de harina necesaria no es fija, sabremos que es suficiente cuando podemos trabajar la masa con la mano aunque se pegue muy poco a los dedos o a la superficie de trabajo. 

Para darle forma hacemos churros con la masa como si fuera plastilina y cortamos trozos con el cuchillo  del tamaño de una almendra. Podemos dejarlos en forma cuadrada / rectangular, o darles una forma ovalada. En cualquiera de los casos, terminamos aplastándolos ligeramente con un tenedor para que se marque su dibujo. Vamos reservándolos en bandejas espolvoreadas con harina y sin que se toquen, para que no terminen hechos un pegote.

Cocerlos es muy sencillo. Llenamos una cazuela con agua como si fuéramos a preparar pasta y lo llevamos a ebullición. Echamos un chorro de aceite. Cuando rompa a hervir, echamos los ñoquis de uno en uno. Caerán al fondo de la cazuela pero no debemos preocuparnos, ya no se pegarán entre ellos. Sabremos que están cuando flotan en el agua. Los sacamos con cuidado y los ponemos a escurrir. Ya estarían listos para servir.

En este caso yo he preparado una salsa de setas deluxe. Para ello he escogido unos hongos sabrosos y con mucha personalidad. En mi caso es una mezcla que viene en una bandeja lista para cocinar. Contiene 150 gramos de buna-shimeji, seta marrón, shitake y seta ostra. Las sofrío en una sartén con aceite o mantequilla y sal.  Las dejo hacerse cinco minutos a fuego suave.

Cuando los hongos están al dente, añadimos la nata líquida y subimos la potencia hasta que hierve. Entonces volvemos a bajar el fuego y dejamos que se haga todo junto muy lentamente. Lo tendremos unas diez minutos y probamos antes de apagar para ver cómo está de sabor y de sal. Si nos gusta el punto, lo trituramos en una picadora durante 30 segundos. La intención es que haya trozos de setas en la salsa, no que se desintegren. Volvemos a poner a fuego lento hasta que comienza a hervir.

A la hora de servir, colocamos los ñoquis en el plato y los salseamos sin pasarnos. Añadimos perejil fresco espolvoreado y lo llevamos a la mesa.

Comentarios:
Hacer ñoquis no es difícil, pero se tarda, por lo que no podemos hacerlos a diario. Es un entretenimiento ideal para esos días en los que no tienes prisas ni planes. El truco para que salgan sabrosos está en añadir sal y las especias que nos gusten al puré, pero antes de añadir la harina. No hay que tener miedo en pasarnos porque siempre podríamos compensar su sabor con la salsa con que los acompañásemos. Es un plato que se hace mucho a ojo y en el que probar la masa en crudo es fundamental.

Darles una forma bonita tiene su aquél. Los míos se llaman imperfectos porque se parecen a los comprados o a los de restaurante italiano como un huevo a una castaña. Yo los suelo dejar cuadrados con rayitas en solo una de sus caras. Dan algo menos de trabajo que ovalarlos, que queda muy bonito, pero como tengas que hacer unos cuantos acabas hasta el gorro.

Si te cansas de hacer ñoquis y quieres guardar la masa, puedes conservarla en un bol tapado o en un tupper un par de días en la nevera. También se puede congelar envuelta en papel film y sin una gota de aire en su interior. Si por el contrario, quieres guardar ñoquis tienes que ser mucho más cuidadoso. Hay que espolvorearlos con harina y guardarlos sin que se toquen unos a otros. Se pueden congelar también, y yo creo que en este caso lo mejor es depositarlos en hieleras y guardarlos en bolsas para congelar que se cierren con zip. Una vez que ya están duros, puedes sacarlos de las hieleras y guardarlos en la bolsa sin peligro a que se conviertan en una sola pieza.

A la hora de servirlos se pueden acompañar con salsas muy variadas. Por ejemplo, quedan muy bien con pesto, pero también con queso, o con tomate y orégano. Podemos dejarnos llevar. Yo he optado por estas setas porque su sabor es muy fino y empasta muy bien con la textura de los ñoquis, pero podría perfectamente haber hecho una salsa de gorgonzola y nata con tropezones de pera dorados en mantequilla y nueces tostadas y picadas. Delicioso.

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