17 octubre 2013

Pastas para el frío

Pastas noruegas
Pastas noruegas, originalmente cargada por farandwell.

Música para acompañar (*)
(*) Un clasicote en mi balda de cedés...

Pocos placeres hay tan reconfortantes como desayunar tus propias galletas. Sobre todo para alguien como yo, que las adora de manera irracional... y cuanto más naturales son, mejor. Siempre he querido aprender a hacerlas, pero ni cuando aún no me había independizado podía. Por cuestiones de salud solo se comían las Tostaduca, las más 'naturales' y menos grasas. Así que cuando llegó el horno ya sabía que este iba a ser mi gran entretenimiento.

Me compré una lata bonita para guardarlas y me puse a revisar libros de cocina en busca de preparaciones clásicas y no muy complicadas. Tenía esperanza en Simone Ortega, pero me falló: no incluye nada más que una en su libro '1080 recetas'. Y en otros recetarios no acababa de encontrar algo que fuera de mi nivel, o sea, principiante. Al final, volví a mi 'biblia' particular: Webos Fritos. Y sí, Su tenía varias recetas aunque la que me cautivó fue ésta: la de las pastas noruegas. 

La lista del súper: 
- 300 gramos de harina de repostería
- 150 gramos de mantequilla 
- 70 gramos de azúcar

- Dos yemas de huevo grande crudas
- Una yema de huevo grande cocida
- Almendras laminadas para decorar

Con las manos en la masa:
Ponemos la harina en un bol amplio y le hacemos un agujero en el centro. Allí echamos el azúcar, la yema de huevo cruda y la cocida desmigada, y la mantequilla. Esta última la habremos ablandado antes en el microondas unos segundos. Ojo, no se trata de que se deshaga, sino de que se pueda manipular con facilidad. 

Mezclamos todo. Al principio, con ayuda de una espátula. Después, con nuestras manos. Amasamos hasta que obtengamos una mezcla nada pegajosa y fácil de trabajar. Formamos una bola y la dejamos reposar media hora en el frigorífico tapada con un plástico transparente en un recipiente aceitado. 

Pasado el tiempo, sacamos la masa y la ponemos en la mesa de trabajo. Vamos a formar un lámina de un centímetro de espesor con ayuda del rodillo. Un truco de Su para facilitarnos el trabajo es colocar la masa entre dos trozos de papel film para que no se nos pegue ni a la encimera ni al instrumento. Funciona muy bien.

Una vez tenemos estirada la masa al grosor adecuado llega elmomento de cortar las galletas. Lo ideal es tener un molde redondo o de bordes rizados para hacerlo. Luego, las colocamos en una bandeja de horno forrada en pepel sulfurizado. Y las pintamos con la yema cruda de otro huevo. Para terminar, decoramos algunas con almendras laminadas, y otras, les pasamos los dientes de un tenedor por encima para dibujar cuadrados.

Las llevamos al horno, que tendremos precalentado a unos 180 grados y las dejaremos unos doce o quince minutos. Pasado el tiempo, una vez que están doradas, las sacamos y las dejamos enfriar sober una rejilla. Deliciosas

Notas al pie:
La receta es muy fácil de seguir. Y lo más difícil es conseguir una lámina del grosor adecuado, pero si sabemos manejar el rodillo y tenemos paciencia no habrá problema. Eso sí, una vez que hemos hecho una tanda de pastas, los restos de l masa tenemos que volver a amasarlos y extenderlos hasta que terminemos, por lo que hay que tener paciencia.

Si antes de llevar la bandeja al horno vemos que nuestras pastas crudas están demasiado maleables, podemos meterlas en el frigorífico unos minutos. Así, la masa pierde temperatura y la mantequilla se solidifica. No es necesario, pero ayuda a que no pierdan la forma.

Por cierto, no son pastas muy dulces, así que si eres muy goloso puedes añadir un poco más de azúcar a la masa, o bien espolvorear azúcar glass al final de la cocción. También puedes bañar en chocolate negro. Aunque al natural están para no dejar ni una.

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