04 enero 2016

A comerse el árbol

Galletas para decorar el árbol

Música para acompañar (*)
Christmas Was Better In The 80's - The Futureheads
(*) No me digáis que no os gustan los villancicos...

No quedan ni dos días de navidades, pero yo llego con una receta para decorar el árbol. Sí, tarde tarde, pero oye, que también sirve para hacer un regalo a alguien a quien quieres y Reyes está a la vuelta de la esquina. Yo no tengo árbol por falta de espacio, pero siempre he pensado que molaría colgar de sus ramas cosas de comer, y no solo los típicos bastones de caramelo (que pese a ser blancos y rojos saben a meta, qué cosas).


Esta receta la encontré en el blog de María Lunarillos, una tienda on line que visito mucho y en la que me doy más de un capricho siempre que puedo. Es obra de Nina's Kitchen, que es un artista. Y yo se la he copiado, con alguna variante, aunque mínima. Las hice para un asunto de curro y en la oficina se quedaron prendados. Por bonitas y por sabor. Una compi ya me dice que deje la profesión y me dedique a esto, no os digo más.

Luego, las llevé a casa por Nochebuena y la familia se quedó alucinada. A los niños les gustaron y a los mayores... digamos que volaron. Ni árbol ni nada. Para dentro. Qué mejor manera de demostrar que estaban buenas. Si no sois manitas, no os asustéis por la extensión de la receta, tiene pasos, varios pasos, pero no es nada difícil. Lo único que se necesitan son ganas y un poquito de paciencia.


La lista del súper

- 125 gramos de mantequilla en punto pomada (blandita)
- 90 gramos de azúcar moreno
- 140 gramos de sirope de arce
- 320 gramos de harina de repostería
- Jengibre (mejor fresco y rallado, aunque vale también en polvo) al gusto
- Una cucharadita de cardamomo (opcional)
- Una cucharadita de levadura
- Una pizca de sal fina (opcional)
- Caramelos de cristal (duros) de colores
- Glasa real (opcional, pero si lo hacemos, lo ideal es utilizar los preparados comerciales de glasa real o 'royal icing')

Con las manos en la masa

Empezamos con la 'mise en place', que dirían en 'MasterChef', es decir, preparando y pesando los ingredientes. Esto nos facilite que no se nos olvide ninguno, que no tengamos los paquetes repartidos por toda la cocina y que trabajemos de forma ordenada. Una vez todo pesado y medido, nos ponemos con la masa. Si tenéis un robot de cocina que amase será coser y cantar, si no, entre la batidora con varillas y nuestras manitas lo haremos igual de bien y, además, ayudaremos a gastar todas esas calorías de más que estamos acumulando con tanto menú navideño.

Lo primero es batir la mantequilla blandita (debe estar horas fuera de la nevera para que esté como si fuera pomada) con el azúcar moreno con las varillas. Deberá quedarnos una crema. Luego, añadimos el sirope de arce, el cardamomo, la sal y el jengibre (si es rallado, al gusto, pero ojo, que es potente, si es en polvo, al menos un par de cucharaditas, que es más suave) y seguimos mezclando. Una vez todo integrado, toca echar la harina (mejor si la hemos tamizado, si no, basta con que esté suelta) y la levadura.

Si tenemos robot amasador, lo dejamos hasta que se forme una masa homogénea y seca. Se despegará de las paredes y podremos manipularla sin que se nos pegue. Si no es así, usaremos nuestras manos. Primero echaremos un tercio de la harina y lo mezclaremos con ayuda de una cuchara. Será una mezcla pegajosa. Añadimos otro tercio y empezamos a trabajarlo con las manos para que todo se integre. Y, por último, añadimos el resto y seguimos amasando. Aquí el trabajo se facilita porque la masa se vuelve más dura y no se pega. La dividimos en dos partes para trabajar con más facilidad. Cogemos una y la colocamos sobre papel del horno. Aplastamos un poco y le colocamos otro papel de horno por encima. Toca pasarle el rodillo. La estiramos hasta obtener una placa de unos seis milímetros de grosor.

Caramelo para galletas

Repetimos la operación con el resto de la masa y lo guardamos todo en la nevera. Lo ideal es dejar las placas en el frigorífico durante toda la noche, pero si andamos con prisa, podemos meterlas en el congelador hasta que se hayan endurecido. Se trata de un truco para poder formar las galletas y manipularlas sin que se nos rompan o deformen. Una vez que ha pasado el tiempo adecuado, sacamos las placas, las ponemos en una bandeja de horno y les quitamos el papel superior.

Con ayuda de un cortador de galletas más grande vamos estampando siluetas en las masas. Con otro más pequeño, les quitamos el 'corazón' (que no tiramos, sino que horneamos también). En esos huecos, colocamos caramelos de diferentes colores que habremos desmenuzado con ayuda de un mortero (o de un robot de cocina que pique hielo). También hay que hacerles el agujero que nos servirá para colgarlas: basta con echar mano de un palillo. Es el momento de llevarlos al horno, que estará caliente a 180 grados. En doce minutos tendremos listas nuestras galletas. Si al abrir el horno nos damos cuenta de que se nos ha olvidado hacer los agujeros, aún estamos a tiempo porque todavía están blanditas y podemos manipularlas con cuidado. Después, dejaremos que reposen en la bandeja hasta que el caramelo ya no burbujee y, después, las colocaremos con el papel incluido en una rejilla. Una vez frías, se despegarán con mucha facilidad.

Galletas para decorar el árbol

Ya solo falta decorarlas con glasa real, si queremos. Se trata de una especie de merengue (clara de huevo batida con mucho azúcar) que se queda duro enseguida. Se puede hacer con huevos normales, pero como son galletas que van a estar más de dos días al aire, lo ideal es usar las claras pasteurizadas o albúmina en polvo. Sin embargo, para facilitarnos la tarea, lo más recomendable es comprar los preparados de 'royal icing' que venden en grandes superficies y tiendas especializadas, y seguir sus instrucciones. Una vez tenemos la glasa, la ponemos en una manga pastelera con una boquilla fina y decoramos las galletas frías como más nos guste. Por último, les ponemos un cordón y ya podemos colgarlas en el árbol... Otra cosa es que duren mucho en él... sobre todo si hay golosos cerca.

Consejos útiles

No os asustéis por nada. Son galletas muy resistentes tanto antes como después de meterlas al horno. Lo único fundamental es tener unos bonitos cortadores para que queden así de chulas. Como veis, resultonas son un rato porque su corazón de caramelo llama la atención. También conviene tener un buen mortero, aunque os aviso, los trozos saltan igual si es de madera que de mármol, así que tened la escoba cerca.

Galletas para decorar el árbol

Sobre la glasa real, pues eso, si no queréis, no la pongáis. No es necesario ni comprar el preparado, ni liarse la manta la cabeza con las claras y el merengue. Además, si no tenéis mangas desechables ni boquillas no os merece la pena gastar más dinero, salvo que tengáis claro que vais a seguir usándolo después. Un recurso socorrido para decorar estas galletas son los 'springels' y las minibolitas de caramelo blanco que se encuentran en el súper con facilidad, donde están los chips de chocolate, los preparados para mugcake, la levadura... 

1 comentario:

Y tú... ¿ya lo probaste?