23 enero 2014

Tarta viejuna

Tarta de queso y pasas
Tarta de queso y pasas, originalmente cargada por farandwell.

Música para acompañar (*)
(*) Otra de esas canciones viejunas que tanto me gustan

Segunda entrega de 'Proyecto #cheesecake'. Si el anterior capítulo presentaba una tarta clásica francesa, la de hoy es otra de fuerte arraigo pero en nuestra cocina, la mediterránea. Se trata de la propuesta que Simone Ortega hace en '1080 recetas de cocina' (libro que ya sabréis que inspiró este interesante y elogiable proyecto). 

La he llamado viejuna por eso de que usa pasas remojadas en ron, algo muy 'vintage' ahora que todo son coulants, 'tierras', pétalos, crujientes y demás blablablá. Pero vamos, es la receta de toda la vida. De hecho, yo creo que si haces una encuesta entre abuelas, la mayoría hace algo parecido a esto que se ve en la foto y que, dicho de paso, bien bueno que está. Eso sí, dulce es un rato.

La lista del súper:
- Medio kilo de queso de Burgos
- Una cucharada de maizena
- Diez o doce cucharadas soperas de azúcar
- Tres huevos
- Un puñado de pasas
- 2/3 de un vaso pequeño de cognac
- Mantequilla para engrasar el molde

Con las manos en la masa:
El primer paso es hidratar las pasas. Para ello, ponemos al fuego el cognac y cuando empiece a hervir, lo apartamos del calor y las echamos. Dejamos que remojen y seguimos con el resto. En un cuenco ponemos el queso de Burgos en trozos, los huevos batidos, el azúcar y la maicena. Lo mezclamos con ayuda de las varillas eléctricas hasta formar una masa bastante líquida pero homogénea. No deben quedar trozos identificables ni grumos.

Cogemos un molde desmontable y forramos la base con papel apto para hornear. Lo montamos, untamos de mantequilla, y vertemos la mezcla. Es el momento de meterlo al horno, que tendremos ya caliente. Lo dejamos a 200 grados durante unos quince o veinte minutos. Pasado este tiempo, y siempre que la tarta haya empezado a cuajar (si no mantenemos en el horno otro rato), decoramos con las pasas: las escurrimos, las ponemos en la superficie y con cuidado, las hundimos un poco. Ojo, todo esto lo hacemos sin sacar la tarta del horno. 

Cerramos de nuevo nuestro electrodomésticos y seguimos horneando a la misma temperatura otros quince minutos o abasta que los bordes comienzan a dorarse. Antes de sacarla, eso sí, comprobamos con un palillo si el centro está cuajado. Si sale limpio todo está perfecto. Y no nos asustemos porque esté algo hinchada o las pasas hayan 'crecido', según pierda temperatura todo volverá a su ser.

A la hora de desmoldar, tendremos que esperar a que la tarta esté fría. Entonces, quitamos el aro exterior y luego, con ayuda del papel de horno, separamos la base y luego, con un poco de maña, quitamos el papel y ya podemos dejar la tarta en el plato que más nos guste. 

Nata al pie:
Hacer una tarta de queso de este estilo es más que fácil. Con ayuda de una varilla eléctrica no tendremos ni que sudar. El resultado es muy agradable, y cuanto más trabajemos la masa, mejor. En cuanto al tema de las pasas, que es un poco comprometido, se pueden sustituir por otras frutas que os gusten más. Por ejemplo, arándanos o frambuesas (aunque si son frescos, teñirán la tarta). 

A mí esta receta me ha resultado un poco dulce. Soy golosa, pero yo le hubiera echado algo menos de azúcar e, incluso, puede que morena. Pero esto es una cuestión de gusto y, por tanto, muy personal. A lo que sí os animo es a 'personalizar' la tarta en función de vuestros gustos una vez que habéis probado la original. Es difícil fallar con esta base.

Y sí, también podéis hacer la versión 'fitness', cambiando el azúcar por algún edulcorante. Por lo demás, es ya una receta bastante limpia. Aunque también podéis usar queso fresco 0% si os preocupa mucho la dieta y no queréis renunciar a un bocado dulce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Y tú... ¿ya lo probaste?