13 septiembre 2015

El capricho de Eleanor Roosevelt

En febrero publiqué la recete del Angel food cake, un pastel que en casa duró un suspiro. Hoy la vuelvo a traer, aunque no porque la haya modificado, sino porque he encontrado una bonita historia que contar sobre ella y quería compartirla. Cada vez me gusta más leer la historia que hay detrás de los platos, aunque reconozco que nos fácil de encontrar. La mayoría de las veces hay que perderse buceando en la red con el diccionario a mano...

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Angel food cake rojo, originalmente cargada por farandwell.

Música para acompañar (*)
Eleonor - The Turtles
(*) Un poco de ritmo facilón



Todos los 11 de octubre entre 1932 y 1945, en las cocinas de la Casa Blanca se encendía el horno y se montaban una docena de claras a punto de nieve. Era el día en el que la Primera Dama cumplía años. El servicio sabía muy bien lo que tenía que hacer para contentar a la señora esa jornada. Y entre todas las cosas había una que no tenía que faltar: su tarta de cumpleaños. Eleanor Roosevelt, que era entonces quien moraba en la residencia presidencial, perdía el sentido por el 'angel food cake', que en castellano traduciríamos como pastel de ángel.

Se trataba de un bizcocho superesponjoso que se hacía con apenas seis ingredientes (claras de huevo, azúcar, harina, crémor tártaro, extracto de almendra y una pizca de sal) y, lo más llamativo, nada de grasa. Al salir del horno, lucía moreno por fuera, casi como cualquier bizcocho. Pero la diferencia estaba en su interior. Al partir un trozo, deslumbraba su blancura impoluta y sorprendían su esponjosidad, casi como si fuera un jirón de nube. Cada 11 de octubre, Eleonor y Franklin compartían aquella ambrosía con sus invitados al finalizar el convite. Y era una excepción, porque la Primera Dama restringía mucho los dulces en su dieta y prefería tomar como postre fruta o algo de queso.

La receta que se utilizaba entonces en las cocinas del número 1.600 de la avenida Pensilvania de Washington es la misma que hoy se cuece en cualquier horno de América y hunde sus pies en el final del siglo XIX. Aunque el origen de este pastel no se sabe con exactitud, la primera vez que se publicó cómo prepararlo fue en 1871 en un libro titulado 'Proter's New Southern Cookery Book and Companion for Frugal and Economical'. Entonces, era la mejor manera de evitar que las claras sobrantes de otras preparaciones acabaran en la basura.

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Desde el siglo XIX

Más tarde, fue Abby Fisher, la primera mujer negra que publicó un libro de cocina, quien lo incluyó en su recetario bajo el nombre de 'silver cake'. En él incluía una variante de la preparación tradicional: se podía cambiar el extracto de almendra por el de melocotón para aromatizar. En 1886, otra mujer, la simpar Fannie Farmer, lo incorporó en su revolucioanrio libro de cocina 'The Boston Cooking-School Cook Book', en el que encontramos 1.849 preparaciones (tostadas de leche, 'zigaras à la russe', timbal de halibut, pavo relleno de Acción de Gracias...) y un nuevo concepto: usar como medidas estandarizadas 'cups', 'teaspoon' y 'tablespoon', que, por cierto, se siguen usando tal cual.

La popularidad del pastel de ángel, que algunos historiadores especulan que es herencia de los inmigrantes holandeses que se asentaron en el estado de Pensilvania, aumentó cuando salieron al mercado los primeros batidores de manivela. Este aparato facilitó mucho el trabajo de los cocineros, que ya no tenían que montar las claras a pulso. Sea como sea, lo cierto es que esta esponjosa y ligera preparación ha vuelto a hacerse un hueco en los recetarios modernos. No es muy habitual encontrarlo en las pastelerías, pero para compensar, es muy fácil de hacer en casa.

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