Sí, lo sé. Estoy desparecida. Pero es que entre el maratón de trabajo y ahora las vacaciones... no piso casi la cocina. Bueno, sí, pero lo que hago casi todo ya está por aquí. Y lo que no, es sushi listo para comer. Tendréis que disculparme esta holgazanería.
No es que haya pensado en tomarme un respiro del blog por Navidad, pero es que tenía tantas cosas atrasadas por hacer, que no me dan las horas (entre ellas está dormir, lo confieso, soy como un lirón careto). Y cuando tengo tiempo es tan de noche que las fotos no sirven. O como hoy, las hago con la ISO a 1600 y si te acercas mucho no distinguirías un bizcocho esponjoso de una crema de calabacín (muy mal, por despistada).
Pero en cuanto me organice bien, seguiré publicando como acostumbro. Mañana no será el día (tengo un plan fotográfico interesante, veremos qué sale), pero espero que el fin de semana sí me ponga al día. De momento hay unos salmonetes y unas alcachofas de Tudela llamándome desde la nevera y no voy a dejar que se pierdan ni por todo el oro del mundo (desde que ví el Salvados de los alimentos estoy más que sensibilizada).
Por cierto, que hace un par de días también han llegado a casa un par de libros de cocina que me tiene sorbido el seso... No digo más, que ya lo desvelaré más tarde, pero mi Spotify está que hecha humo. Os dejo, que tengo mucho que leer y escuchar. Y esto no da agujetas como el pilates...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú... ¿ya lo probaste?