Crema de guisantes y pesto, originalmente cargada por farandwell.
Música para acompañar (*)
(*) Me estoy repitiendo, lo sé, pero es que le va mucho a la receta, hombre
Ingredientes:
- 750 mililitros de agua
- 375 gramos de guisantes congelados
- Dos cebolletas
- Media cucharadita de sal
- Un chorrito de zumo de lima
- Cuatro cucharadas de pesto (que no sea de bote)
Preparación:
Ponemos el agua en una cazuela y lo dejamos hervir. Cuando borbotée, añadimos los guisantes, la sal, las dos cebolletas limpias y enteras, y el chorrito de zumo de lima. Dejamos que cueza todo junto siete minutos.
Pasado el tiempo, escurrimos los guisantes, pero reservamos el agua. Quitamos las cebolletas y las apartamos porque no las vamos a usar. Trituramos los guisantes en la batidora añadiendo agua poco a poco. Debemos obtener una crema ligera (no un puré) pero no demasiado líquida.
La servimos en dos cuencos y añadimos un par de cucharadas de pesto por encima para que el comensal lo mezcle. Se toma templada, pero si no la vamos a comer en el momento, el pesto no se lo podemos añadir hasta que esté caliente de nuevo.
Comentarios:
Esta receta es una de las que incluye el nuevo libro de cocina que me he comprado: 'Comida rápida y saludable', de Nigella Lawson. La verdad es que tengo que hacer un post de mi biblioteca culinaria porque está adquiriendo un volumen digno de ello. Y me encanta. Pero no me voy a ir por las ramas.
Me llamó mucho la atención por la mezcla: guisantes, que no me emocionan, con pesto, que me lo como a cucharadas si me dejan sola. El resultado es llamativo, por ese color de marciano, y diferente. Aunque no me parece una crema para todos los días. Sin embargo, funciona muy bien servida en porciones pequeñas, para acompañar, por su toque refrescante gracias a la albahaca. E igualmente la podemos presentar en vasitos como de chupito en cenas de picoteo. Sobre todo si la acompañamos con una minipajita o una cucharilla y adornamos con una hojita de albahaca y un piñón tostado (viva el 'pijerío', ejem).
Solo requiere tener cuidado con dos cosas. La primera: que la crema de guisantes quede con un textura adecuada (sobre todo no densa). La segunda: que el pesto sea casero o refrigerado, de esos que venden junto a la pasta fresca y que suelen ser menos industriales que los envasados en frascos.
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