Alcachofas con queso y pavo, originalmente cargada por farandwell.
Música para acompañar (*)
(*) Me da buen rollito y tiene dedicatoria, M., para que tus clases de catalán nos luzcan en la oficina
La temporada de alcachofas frescas va llegando a su fin y pocas verduras hay tan humildes y resultonas como ellas. Yo las descubrí hace bien poco, no voy a dármelas aquí de nada, pero me han conquistado como si me hubieran prometido una casa de pan y galletas. Sí, esto es muy Hansel y Gretel, pero una tiene sus debilidades gastronómicas.
Qué le vamos a hacer, no me gusta el marisco y no he comido percebes en la vida (y me da que así seguirá siendo porque son 'mu feos'). Pero a pan y galletas... me puedo poner fina en un tris-tras (ahórrense las rimas, gracias). Y para colmo, como no tengo horno de verdad, no puedo hacer ni lo uno ni las otras.
Peeero, lo que sí puedo hacer como mi pseudohorno son alcachofas al ídem. Qué sencillas. Qué fáciles. Qué ricas. Qué... Qué mediterráneas. Por cierto, que ahora que me acuerdo, en un cuento que tenía en el pueblo, a la protagonista -algo así como una Cenicienta-, su ramo de flores se le convirtió en uno de alcachofas y la pobre lloraba como una magdalena... No tenía ni idea de cocina, está claro.
La lista del súper:
- Tres o cuatro alcachofas por comensal (depende del tamaño y de lo que tengamos de segundo)
- Unas cuantas lonchas de pechuga de pavo al natural
- Queso parmesano rallado (vale cualquier otro, aunque cuanto más sabor tenga, mejor)
- Un limón
- Aceite de oliva virgen
- Sal
Con las manos en la masa:
Ponemos a precalentar el horno a unos 180 grados con calor por arriba y abajo. Mientras tanto, preparamos las alcachofas. Es un poco laborioso porque hay que cortarles el tronco al ras y quitarle las hojas duras del fruto. No escatimemos a la hora de desecharlas porque si lo hacemos, podemos dejar algunas que serán como leña en la boca. Lo ideal es llegar a la parte más amarilla de la verdura.
Cuando lo hayamos hecho, les damos un golpe contra la encimera para que la 'flor' se abra, las pasamos por agua y las rociamos con limón. Las vamos colocando en una bandeja apta para horno en pie, es decir, con la flor mirando al techo. Las salamos y las rociamos con un poquito de aceite virgen extra. Es el momento de hornearlas.
Las dejamos al calor unos quince o veinte minutos, pero si vemos que se hacen antes, las sacamos. Deben quedar asadas, con color 'tostadete' por los bordes, pero jugosas. El tiempo de horneado depende del tamaño y del propio horno. Hay quien hasta les da la vuelta a media cocción para que se hagan bien. Eso es cuestión de esperimentar.
Las sacamos y las cortamos en cuartos. Las ponemos en el plato donde vayamos a servirlas, les espolvoreamos queso rallado y salpicamos con el pavo cortado en tiras, dados grandes, o como más nos guste. Se pueden rociar también con algo de limón si nos gustan ácidas. Se toman templadas, aunque frías están deliciosas también.
Nota al margen:
Es un entrante muy sabroso y ligero, pero no se puede tomar como un plato único porque a las dos horas nos querríamos comer los dedos. Aviso. Sin embargo, sí es una receta muy apta para tupper, como se puede ver en la imagen. De hecho, hace unos días, mientras la metía en el bolso para llevarlas al curró pensé: "Espera, esto puede ser muy útil para la gente que come en la oficina y no sabe con qué acompañar unos bonitos filetes empanados, o una tortilla de atún". De ahí que la presentación no sea la más cuidada del mundo (a mí el pavo no me gusta ni cortarlo...).
Yo las hago en cuanto pillo uno buenos ejemplares en el mercado. Este es el verdadero truco. Hay que saber cuándo es la temporada. En el mercado las encontraremos de octubre a marzo más o menos, y su mejor momento se da en los meses de invierno. En España, las mejores zonas donde se cultivan están en Navarra (os sonarán las de Tudela), Murcia y Alicante. También es importante tener un 'frutero' de confianza para que nos las ponga bien majas y nos aconseje si esa semana merece la pena o no cogerlas. Así que ya podéis ir poniendo vuestra mejor sonrisa cuando vayáis a hacer la compra.
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