Tartaletas de gulas y langostinos, originalmente cargada por farandwell.
Música para acompañar (*)
Ya sé que hacía la tira que no aparecía por aquí, pero no andaba perdida. Tengo unos cuantos platos listos para ser escritos y publicados, que es lo que menos me cuesta hacer. Empezaré con una fácil y rápida. Tanto que no sé si llamarla receta. Son diez minutos y a la mesa.
Más bien en un salvavidas para cuando no sabes qué hacer o, de pronto, pones en práctica eso de donde comen dos, comen tres (que en el fondo es un poco mentira, porque somos 'asín' de buenos con los invitados y nos gusta que se vayan aceituna, o sea, re-llenos).
También es un aperitivo ideal para esas comidas de compromiso con la familia, cumpleaños, aniversarios, reuniones... y, ¡qué leches!, para Navidad. Que sí, que no son angulas, que somos muy 'middle class', pero muy felices, oigan. Y más en estos tiempos, que yo me levanto todas las mañanas y doy un beso a la tarjeta de fichar en el curro.
La lista de súper:
- Tartaletas neutras (se compran en panaderías o en la sección correspondiente del super) o vol-au-vents (no es lo mismo, pero para un apaño...)
- Gulas frescas o congeladas (de las que no tienen nada, ojo)
- Langostinos (yo los compro cocidos para no complicarme)
- Una o dos guindillas cayena
- Uno o dos dientes de ajo (dependerá de su tamaño)
- Aceite de oliva virgen (estirémonos un poco, hombre)
- Opcional: cebollino (o algo verde)
Con las manos en la masa:
Lo primero, aparte de quitar todos los envoltorios, será hacer la gulas. Es muy fácil y a menudo traen ellas el 'cómo se hace', pero en esencia es lo siguiente. Ponemos un par de cucharadas de aceite de oliva (del bueno y sabroso) en una sartén y dejamos que coja temperatura. Cortamos en dado pequeños el ajo y la guindilla y los echamos. Cuando se empiece a dorar añadimos las gulas y dejamos que se haga todo junto unos cinco minutos, removiendo de vez en cuando. Pasado el tiempo, sacamos y reservamos. Es interesante que baje la temperatura, pero no que esté frío del todo.
Vamos con los langostinos. Si los compramos cocidos, solo tendríamos que pelarlos y quitarles las cabezas y las colas (ya sé que no es lo más ortodoxo, pero a mí no me gusta encontrármelas). Si hemos decidido que frescos, tendremos que cocerlos. Para ello, ponemos una olla con agua abundante y sal (un puñadín, creo que la concentración ideal es 21 gramos por litro). Cuando hierva, echamos los langostinos y dejamos que vuelva a ponerse en ebullición. A partir de ese momento, contamos un minuto o minuto y medio y los sacamos. Importante: los ponemos en un colador que estará en un recipiente con agua helada (con hielos, si hace falta). Dejamos que se enfríen (en nuestro caso, que se templen), sacamos, ponemos sobre un paño y pelamos.
Es el momento de montar el plato. Ponemos una cucharada de gulas en cada tartaleta, encima, un langostino (si son muy grandes, los cortamos en trozos) y espolvoreamos con algo verde, si queremos. Lo servimos inmediatamente y nos chupamos los dedos.
Apuntes en el margen:
Esta tapa se toma templada, que es como más rica está. De ahí, que los langostinos deban estar atemperado y no fríos. Cuando los compramos cocidos, suelen estar refrigerados, así que yo suelo darles un calentón en la sartén rápido. Si lo hacemos, ahí también podemos echar 'lo verde', aunque en vez de cebollino yo pondría perejil, claro.
La tartaleta neutra que venden hecha suele tener un ligero sabor a dulce, aunque esto no quiere decir que sea solo para postres, las hay con más azúcar para ello, pero lo mismo valen para un roto que para un descosido. Si somos cocinillas pro y tenemos ganas y tiempo también podemos hacerlas nosotros, pero tendremos que buscar una receta para llevarla a cabo. Por ejemplo, ésta.
madre mia vaya cosa rica riquisima
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