Música para acompañar (*)
(*) Podría tirarme días escuchando a Tiersen... tantos, como comiendo estos champiñones y recordando los que sirven en un bar del Casco Viejo. Creo que es el pintxo que más me gusta de todos los que he comido. Ni el foie de El Globo...
Ingredientes:
- 400 gramos de champiñones frescos grandes
- 50 gramos de mantequilla o margarina
- Cinco cucharadas de aceite de oliva
- 2 guindillas cayenas
- 2 guindillas verdes en vinagre
- Zumo de limón
- Perejil
- Sal
Preparación:
Limpiamos bien los champiñones con un paño o un papel de cocina. Les quitamos la humedad y los restos de tierra que puedan tener. Si tiene un pie muy largo, se lo recortamos un poco. Por otro lado, cortamos las guindillas en trocitos pequeños.
En una sartén de base gorda, ponemos el aceite y la mantequilla. Cuando ésta se haya derretido, echamos los champiñones y espolvoreamos guindilla y sal. Dejamos que se haga por un lado y por el otro hasta que están tiernos y adquieren un color dorado. Servimos en una fuente rociados con limón y perejil.
Comentarios:
Hasta ahora siempre había hecho los champiñones (que me encantan, sobre todo si están enteros) con ajo y perejil, o como mucho, con jamón. Esta receta me ha descubierto otra forma de tomarlos que me gusta mucho más, sobre todo porque adoro el picante. Puede servirse como acompañamiento de carnes, como primer plato o como aperitivo. De hecho, yo lo veo ideal para una cena de picoteo porque, además, no necesitan estar calientes: templados resultan más sabrosos.
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