Magdalenas planas, originalmente cargada por farandwell.
Música para acompañar (*)
(*) Que sí, que sí. Que también me gusta la música en cristiano: "porque bailando hasta el Espíritu Santo se pone blando"...
Ingredientes:
- Dos huevos grandes (deberían pesar unos 125 gramos)
- 175 gramos de azúcar blanco
- 90 gramos de aceite de girasol
- 60 mililitros de leche entera
- 210 gramos de harina de repostería
- 5 gramos de levadura
- Ralladura de un limón
- Canela en polvo
Preparación:
Batimos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen. Lo ideal es hacerlo con un batidor eléctrico. Notaremos que llegan al punto porque adquieren un tono de amarillo apagado y la mezcla dobla su volumen. Cuando esto sucede, añadimos el aceite y la leche, y removemos de nuevo.
Por otro lado, tamizamos la harina, la levadura y la canela que vayamos a echar, y las añadimos a la mezcla líquida. Ahora con una espátula integramos bien todos los ingredientes. Cuando lo hemos logrado, es el turno de echar la ralladura de limón y mezclar. Debemos dejar reposar la masa en la nevera al menos una hora, aunque lo ideal es dejarla hasta el día siguiente.
Pasado el tiempo de reposo, llenamos unas cápsulas de papel con la masa. Lo ideal es dejar un tercio libre para que cuando suba no se caiga por los lados. Además, es recomendable usar unas bases rígidas para evitar que crezcan a lo ancho y no a lo alto durante la cocción. Si nos gusta, podemos añadir un poquito de azúcar moreno por encima y las horneamos. Las ponemos a 220-250 grados con calor por arriba y por abajo durante quince minutos.
Comentarios:
Esta receta es el ejemplo fehaciente de que en la cocina no todo sale bien. La receta que os pongo es perfecta, pero en repostería es muy importante la herramienta y las cantidades, y si una de ellas falla, las cosas pueden no quedar bien. Por eso, a la hora de hacer una tarta o unos bollos es muy importante pesar y medir los ingredientes, y tener un buen horno. A mí lo que me ha fallado es esto último.
Estas son unas magdalenas clásicas, según la receta de todo un experto en masas, Xavier Barriga, el tótem español del pan. Su sabor es el de toda la vida: vamos, que nada más pegarles un bocado te recuerdan a las que tomabas de pequeña. Y de esto, doy fe. Pero su pinta es lo mejor que tienen, aunque a mí no me haya quedado bien. Son magdalenas con copete y las mías se han quedado más bien planas. Como si hubieran hecho abdominales hasta conseguir ese six pack que ya no tiene Shakira...
Para conseguir que queden como montañitas es muy importante usar moldes rígidos, además de los de papel, y poner el horno a la temperatura adecuada: 220 grados, con calor arriba y abajo. En serio, esto es muy muy importante. Yo, ya lo he dicho muchas veces, no tengo horno, uso un robot de cocina que tiene esta función pero que tiene muchas limitaciones, entre ellas, que no se puede regular la temperatura ni por dónde viene el calor. De ahí su pinta.
Pero si tú tienes una buena herramienta, te animo a que pruebes a hacer estas magdalenas porque son geniales. Podéis ver como quedan en este post de Las recetas de Yas, que es el que me animó a mí a intentarlo.
Si además de comértelas quieres presentarlas bonitas hay muchas cosas que puedes hacer. Por ejemplo, puedes escoger unos moldes de papel estampados, puedes pinchar un palillo con una banderita hecha con wasi tape (celo de colores), envolverlas en papel celofán, meterlas en una caja que te guste, o ponerlas en una fuente especial para pasteles. Causarás sensación y volarán, claro.
Comentarios:
Esta receta es el ejemplo fehaciente de que en la cocina no todo sale bien. La receta que os pongo es perfecta, pero en repostería es muy importante la herramienta y las cantidades, y si una de ellas falla, las cosas pueden no quedar bien. Por eso, a la hora de hacer una tarta o unos bollos es muy importante pesar y medir los ingredientes, y tener un buen horno. A mí lo que me ha fallado es esto último.
Estas son unas magdalenas clásicas, según la receta de todo un experto en masas, Xavier Barriga, el tótem español del pan. Su sabor es el de toda la vida: vamos, que nada más pegarles un bocado te recuerdan a las que tomabas de pequeña. Y de esto, doy fe. Pero su pinta es lo mejor que tienen, aunque a mí no me haya quedado bien. Son magdalenas con copete y las mías se han quedado más bien planas. Como si hubieran hecho abdominales hasta conseguir ese six pack que ya no tiene Shakira...
Para conseguir que queden como montañitas es muy importante usar moldes rígidos, además de los de papel, y poner el horno a la temperatura adecuada: 220 grados, con calor arriba y abajo. En serio, esto es muy muy importante. Yo, ya lo he dicho muchas veces, no tengo horno, uso un robot de cocina que tiene esta función pero que tiene muchas limitaciones, entre ellas, que no se puede regular la temperatura ni por dónde viene el calor. De ahí su pinta.
Pero si tú tienes una buena herramienta, te animo a que pruebes a hacer estas magdalenas porque son geniales. Podéis ver como quedan en este post de Las recetas de Yas, que es el que me animó a mí a intentarlo.
Si además de comértelas quieres presentarlas bonitas hay muchas cosas que puedes hacer. Por ejemplo, puedes escoger unos moldes de papel estampados, puedes pinchar un palillo con una banderita hecha con wasi tape (celo de colores), envolverlas en papel celofán, meterlas en una caja que te guste, o ponerlas en una fuente especial para pasteles. Causarás sensación y volarán, claro.
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