Croquetas de salmón al aroma de limón, originalmente cargada por farandwell.
Música para acompañar (*)
Ingredientes:
- Media cebolla blanca
- 100 gramos de samón ahumado
- Ralladura de un limón (o medio, si no nos convence su sabor)
- Aceite de oliva, mantequilla o margarina (al gusto, yo puse de la última y la cantidad va también a ojo)
- 2 cucharadas de harina (en mi caso Santa Rita, especial para bechamel y croquetas)
- 200 - 300 militros de leche (aunque esto es un poco al ojo)
- Sal
- 2 huevos
- Pan rallado
Preparación:
Lo primero que tenemos que hacer es picar la cebolla muy finita. Cortémosla en dados muy pequeñitos y hagámoslo bien, porque luego serán los tropezones que nos encontraremos al comer. Igualmente desmenuzaremos el salmón en tiras de tamaño medio.
En un sartén echaremos el aceite / mantequilla / margarina. La cantidad serían como tres o cuatro cucharadas (10-30 gramos), pero depende de nosotros. Sofreímos la cebolla hasta que esté pochada. Añadimos el salmón y lo rehogamos. Como ya está cocinado no lo tendremos más de uno o dos minutos. Eso sí, es importante removerlo para que las tiras se separen lo más posible entre ellas (al principio puede que nos quede como un mazacote, pero nuestra misión es deshacerlo con suavidad, amigos).
Una vez conseguido es el momento de añadir la harina, pero antes tenemos que ver si hay grasilla suficiente (aceite / margarina / mantequilla) en el fondo de la sartén, si no es así añadimos y dejamos calentar. Entonces echamos las dos cucharadas de nuestra harina y la rehogamos. Debe absorber la grasa y hacerse pelotillas. Si no, añadimos más (pero eso supondrá añadir más leche luego, claro).
Lo siguiente es añadir la leche. Ésta debe estar templada, por lo que yo recomiendo calentarla al microondas evitando que hierva. La echamos poco a poco. Primero un chorrete, removemos con unas varillas manuales hasta que vemos como la mezcla se une y se vuelve sólida. Añadimos otro chorro y hacemos igual. Seguimos así hasta que veamos que hemos echado unos 150 militros. Esto se hace así para evitar los grumos. Probamos a ver cómo está de sal y en función de esto decidimos si añadir o no.
A partir de este punto podemos seguir añadiendo leche en función de cómo nos vaya quedando de espesa la crema, pero con menos precaución, y dejamos cocer removiendo de vez en cuando durante unos diez minutos. La consistencia de la masa ha de ser sólida, pero ni muy líquida, ni una piedra. Si nos ocurre lo primero, dejamos evaporar la leche más tiempo. Si nos ocurre lo segundo, hay que añadir más líquido. Sabremos que está hecha cuando al remover, se despega fácilmente de las paredes. Recomiendo probar de nuevo de sal antes de retirar del fuego por si es necesario añadir.
Una vez lograda la consistencia justa, colocamos la masa en una bandeja y la esparcimos bien en el fondo dejando un grosor de unos cuatro centímetros. Tapamos con film bien: el truco está en que éste toque la masa para que no se forme costra. Y dejamos enfriar. Es conveniente meterlo en la nevera y dejar de un día para otro.
Cuando la masa está fría ya se puede trabajar con ella. Este es el punto de las manualidades. Cogemos la masa en trozos y le damos forma, en mi caso redonda. Pasamos por pan rallado, huevo batido y de nuevo pan rallado, y reservamos. El truco a la hora de empanar está en tener tres recipientes (pan rallado en un plato, huevo en otro y pan rallado en un vaso de un diámetro un poco más grande que nuestras croquetas) para ir rápido y dejar las bolitas perfectas. Repetimos la operación hasta que acabamos con la masa y las croquetas ya están lista para freírse.
Para freírlas, ponemos aceite de oliva en abundancia en una sartén y dejamos que caliente bien. Cuando ya está a buena temperatura, bajamos a fuego medio y echamos las croquetas una por una. Dejamos que se hagan por un lado y las damos la vuelta. Deben adquirir un tono dorado por lo que no tenemos que perderlas de vista porque es muy fácil que se quemen. Mucho tiempo tampoco requieren porque la masa ya está cocinada. Una vez listas, las escurrimos en papel de cocina y las servimos. Divinas de la muerte, lo prometo.
Comentarios:
Como habréis visto esta es una receta requiere de mucho ojímetro, por lo que hay que tener un poco de vista y algo de experiencia para ponerse manos a la obra. De todos modos, si nos sale mal a la primera no pasa nada, no hay que frustrarse por ello. Una de los problemas que suele dar son los grumos al mezclar con la leche y la solución está en que la próxima vez habrá que echarla más lentamente y sin dejar de remover (si fuera una bechamel sin tropezones, podríamos pasarla por la batidora para deshacerlos y continuar concinándola, pero este truco en las croquetas no nos sirve).
El truco de añadir limón se lo 'robe' a Mi dulce tentación, cuya receta es algo diferente a esta y más suave. No tengamos miedo de añadirlo. Yo eché solo la ralladura de medio y me quedé corta porque el salmón ahumado ya tiene un sabor muy fuerte. Lo que sí nos puede dar un disgusto es la sal porque el pescado ya tiene la suya y si añadimos sin probar cómo está la crema podemos arruinar el plato, así que mucho cuidado.
Rebozar las croquetas bien es muy importante, pero también algo laborioso. Como se ve, aquí no usamos la harina en absoluto, sino el pan rallado en dos ocasiones. No seamos rácanos en este apartado y sí pacientes y cuidadosos. De esto depende que nos queden bonitas y crujientes luego. Lleva su tiempo pero luego lo agradeceremos. Además, que te digan que te han quedado tan bonitas como dos soles no tiene precio (para todo los demás, Mastercard... que ya podría estirarse y subvencionarme alguna compra :P )
Me encanta. Nunca he hecho croquetas, así que voy a guardarme el enlace y las pienso hacer. Ya te lo contaré y tal vez hasta con foto en instagram al menos, jeje.
ResponderEliminarSoy del club de fans de John Boy, por cierto. :)