13 diciembre 2020

Prefiero bollitos, Lucía

Lussekatter

Lussekatter, originalmente cargada por farandwell.


Música para acompañar (*)
Prefiero bollitos - Los Planetas
(*) La cancioncita es para cortarse las venas... Pero es que el título le venía al pelo a este post. Eso es así

Hoy es Santa Lucía. No soy yo muy de hagiografías, pero esta me mola. Porque el nombre es bonito, porque es la patrona de los ciegos y celebra la luz y porque tienen unos bollos con su nombre que dan gustirrinín. De hacer y de comer. La receta proviene de Suecia, donde hoy, 13 de diciembre, homenajean a esta santa italiana con júbilo y se ponen tibios en su particular fika.

Hay desfiles de niñas vestidas con túnicas blancas y velas en la cabeza y niños con sombrero en forma de estrellas que cantan canciones tradicionales por las calles, los colegios, las oficinas... Todos estos lugares quedan iluminados con sus velas, que es algo a tener en cuenta en un país donde las horas de luz en invierno son entre escasas y muy escasas. Después, se organizan banquetes donde se disfruta de estos bollos de azafrán que en sueco se llaman lussekatter. La tradición viene del siglo XVI y marca la noche más larga del año, el solsticio de invierno. A partir de esta jornada, comienzan a crecer las horas de luz de cada día hasta San Juan, cuando se celebra el de verano. 

La receta, por cierto, es de Nina Olsson, una cocinera sueca afincada en Barcelona que tiene un  programa en Canal Cocina muy recomendable.

La lista del súper
- 100 gramos de mantequilla
- 200 mililitros de leche
- 50 mililitros de nata
- 1 gramo de azafrán
- 20 gramos de levadura fresca
- 500 gramos de harina de fuerza
- 90 gramos de azúcar (yo usé panela)
- Una cucharadita de sal
- Uvas pasas para decorar
- Un huevo batido para pintar

Con las manos en la masa

Lo primero que hay que hacer es infusionar el azafrán y la leche. Seguiremos el siguiente orden. Derretiremos la mantequilla en un cazo y añadiremos la leche y la nata. Dejamos que coja temperatura (no hace falta que hierva) y en ese momento retiramos del fuego y añadimos las hebras de azafrán. Tapamos y dejamos reposar al menos media hora. Pasado ese tiempo, miramos si la mezcla sigue templada y en caso afirmativo añadimos la levadura fresca. Removemos para que se deshaga. Si no estuviera templado, ponemos al fuego (sin que hierva) hasta que lo esté. La temperatura ideal son 37 grados. 

Mientras tanto, mezclamos la harina, el azúcar y la sal. Cuando tengamos la preparación anterior, hacemos un hueco en medio de los sólidos y la echamos. Lo mezclamos, primero con ayuda de una cucharada y luego amasamos. Debe quedar una masa elástica. Si tenemos Thermomix, podemos ponerlo en velocidad espiga durante 3 minutos. Si tenemos la KitchenAid, ponemos el gancho y amasamos de igual modo. 

Ahora hay que dejar la masa reposar. Para ello, untamos con aceite un bol y ponemos la masa hecha una bola. Lo dejamos al menos una hora hasta que crezca. Lo ideal es que doble el volumen, para ello debe estar en un sitio cálido y sin corrientes. Si no lo tenemos, tardará más en subir. Es cuestión de paciencia.

Cuando lo hayamos conseguido, extendemos la masa, sin manipularla demasiado, en la zona de trabajo hasta crear un rectángulo gordo: debe tener un grosor de un dedo. Lo cortamos en tiras y hacemos rulos con cada una de ellas. Es el momento de formar los bollos. Para ello, enrollamos los extremos sobre sí mismos, cada uno en una dirección (uno hacia arriba/derecha y otro hacia abajo/izquierda). Ponemos una pasa en el centro de las espirales y las colocamos sobre papel de hornear en bandejas que se puedan meter al horno. Dejaremos espacio entre cada bollo porque deben volver a leudar durante otra hora.

Pasado este tiempo, es hora de meterlos al horno, que debe estar precalentado. Los dejamos hacerse a 180 grados durante 10-15 minutos. Cada electrodoméstico es un mundo, así que es mejor ir controlándolos. Hay que tener cuidado con que no se hagan demasiado.

Consejos útiles

Es importante tener cuidado en la cocción. Si los dejamos mucho tiempo, al enfriar y pasar las horas quedarán más duros. Lo ideal es que estén blanditos y esponjoso.

Tampoco nos tenemos que volver locos con el tiempo de leudado o el volumen que alcanza la masa. La primera vez sí que debe crecer bastante y lo notaremos porque al tocarla está como muy blandita. La segunda puede que no se hinchen tanto como la primera. No pasa nada, sobre todo si no hemos aplastado mucho la masa para hacer las espirales

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